28.2.11
27.2.11
Revelar
Durante una conversación mi amiga R. me reveló la belleza de la palabra “Revelar”: Ella remite no solo al campo de la fotografía analógica donde se usan químicos para hacer surgir la imagen latente en los haluros de plata expuestos a la luz, sino también al hecho de que cualquier foto, incluso las digitales, son capaces de revelarnos algo que no habíamos visto durante la toma. A mí eso me sucede con cada foto que hago y no por ciego, sino porque el circuito ojo-mente de cualquier ser humano es incapaz de descifrar y procesar, en un solo instante, la enorme cantidad de información visual que puede presentar la más sencilla de las escenas.
25.2.11
Mostrar
Algunos prefieren la fotografía donde las cosas son sugeridas más que mostradas. Pero el ojo ve tan poco en un solo instante, que sugerir se me antoja algo que se queda demasiado corto.
Hago fotografía, en especial callejera, para ver más. Viéndola me doy cuenta de un montón de detalles que no aprecié cuando estaba mirando la escena y que solo subsisten en la toma. Poder luego apreciar esos detalles constituye para mí el principal placer de la foto.
22.2.11
Bokeh
Hoy muchos fotógrafos hacen solo fotos de bokeh… Fotografían de todas las maneras posibles ese efecto propio de los lentes, pero por esa vía se despeñan en el precipicio de una aberración formalista. El bokeh debería ser uno de los elementos con los que se puede jugar en una foto ya que indudablemente aporta belleza (cuando es bueno), pero no puede transformarse en el sentido último y en la razón de ser de la misma… El bokeh por el bokeh no me parece interesante.
21.2.11
Bodas de celuloide*
15.2.11
Sonetos de luz
La gente rara vez aprecia la belleza de una foto. Lo que aprecian antes es la belleza superficial del objeto, persona o escena fotografiada, sin detenerse a mirar cómo fueron montadas por el fotógrafo las piezas que componen la imagen: el momento, el encuadre, la composición, la luz, la profundidad de campo, la gama, la textura, el bokeh… en fin, todo lo que es poesía puramente fotográfica y que por supuesto un buen fotógrafo no deja en manos de una máquina, por más sofisticada que sea, porque eso sería como pedirle a una computadora que nos arme un soneto.
14.2.11
Tendencia
10.2.11
Sistema
Redondeando el tema del post anterior: Siempre me ha parecido más interesante explorar las posibilidades de un lente que las de una cámara…. Las cámaras modernas finalmente se parecen todas en sus prestaciones básicas. Por eso no entiendo a esos fotógrafos que no han terminado de investigar las enormes posibilidades de un "sistema" (o conjunto de lentes y accesorios que se construyen para determinada cámara), cuando ya están reclamando el substituto de tal cámara o tal otra.
9.2.11
Pinceles
Un fotógrafo no debería preocuparse tanto por tener la última cámara a la moda, como por tener una que de preferencia le permita montar lentes variados (viejos y nuevos). Y es que los lentes son como los pinceles para el pintor. Son ellos los que realmente pueden introducir diferencias sustanciales en los resultados fotográficos, dando variedad y riqueza a una herramienta fotográfica (cámara) y al estilo de un autor. Esto es especialmente cierto en los tiempos digitales que corren, porque al abandonarse la película se renunció a la otra gran variable que intervenía en el proceso fotográfico desde la toma y que ofrecía enormes posibilidades expresivas.
8.2.11
Vals
Hacer fotos con ópticas fijas significa que hay que pararse en un lugar muy preciso para hacer la foto, significa pues que hay que moverse físicamente, que hay que mantenerse ágil y dinámico… implica, en suma, que la foto es el fruto de la vitalidad del fotógrafo, no de la facilidad de un lente que movemos con nuestros dedos en vez de mover nuestros pies para ubicarnos en un punto exacto. Hay que ver, en antiguos documentos filmados, la danza que a veces ejecutaba Cartier-Bresson para fotografiar… Era una coreografía deliciosa aquello (que obviamente él sabía mantener discreta), por eso muchas de sus fotos hoy bailan un vals majestuoso y elegante.
7.2.11
Condescendencia
Qué difícil no encariñarse con esas fotos (sobre todo callejeras) que aunque deficientes por algún motivo, son el testimonio de algo que uno presenció y le llamó la atención. Quienes no lo vivieron tal vez no les encuentren mayor interés o bien solo vean sus defectos, pero a mí me cuesta mirarlas con objetividad y a menudo llego a ser bastante condescendiente con ellas.
2.2.11
Invervencionismo
A veces pienso que muchos fotógrafos tienen una especie de complejo de inferioridad con respecto a otras artes, en especial la pintura. Esto quizás venga del hecho de que sienten que crear una imagen es muy fácil y en buena medida producto del azar. Posiblemente ello también explique que algunos, no contentos con capturar una escena, comiencen a alterarla de muchas maneras. Otros hacen esas intervenciones desde la toma misma queriendo imitar algunos efectos y maneras de la pintura abstracta. El propósito es siempre añadir una capa de manipulaciones que subjetivize más la imagen y le inyecte unas calidades artísticas que, se supone, vienen a reforzar las calidades de la foto como tal en razón de que muchas veces se considera insuficiente. Todos estos fotógrafos olvidan, sin embargo, que lo esencial de la foto está en otra parte… está en la captura misma, en la disposición de los elementos en la imagen y en la escogencia del momento adecuado. Es ahí donde se encuentra su principal valor y es por medio de la escogencia y composición de sus temas que el fotógrafo ejerce su particular expresión artística. Es eso lo que yo llamo fotografía pura y su quintaescencia y valor poco depende de la calidad del material utilizado. El corolario de esto es que para mí una foto que no necesite intervenciones posteriores es desde luego una foto que ya comienza a ser exitosa.
1.2.11
Cacofonía
Ya lo había dicho antes: San José y toda el Gran Área Metropolitana (GAM) es fea… Muy fea… Llena de tonalidades “chillonas”, o peor aún: “cacofónicas” (para usar una analogía sonora) y también rebosante de elementos poco agraciados. Si yo fotografiara escenas callejeras en color, mucho me temo que vería la foto una vez y luego no quedaría convidado a volverla a ver porque sentiría la vista agredida y saturada. Ciertamente para fotografiar en color se necesita no solo una particular destreza en la composición tonal, sino también suerte, ya que la escena que se busca captar debería suceder en un decorado mínimamente atractivo para que resulte agradable, lo cual no suele ser el caso. Por eso ahora prefiero fotografiar "la calle" en blanco y negro, porque si bien pierdo una dimensión objetiva de lo que realmente es (su colorido), por otra parte gano la posibilidad de presentarla de una forma más atractiva y ello implica "desinvisibilisarla" (gran objetivo y virtud de la fotografía)... Aún así, he optado por fotografiarla con un equipo viejo que no la maquille demasiado, apenas lo suficiente como para poder mirarla a la vez con correcto distanciamiento y cierto sentido estético que guarde la esencia de lo que es y que invite al espectador a volver sobre la foto, sin el efecto de saturación antes mencionado.