Eugenio García. - View my most interesting photos on Flickriver
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5.11.11

Creatividad

La buena foto callejera no reproduce simplemente lo que ve… sino que es creativa. En la imagen misma se crean, por composición y encuadre, relaciones que solo existen en ella, no en la realidad. Ahí reside el trabajo poético del fotógrafo.

Y si además la foto es en blanco y negro, se trata de una foto que aspira a una belleza puramente fotográfica y no a simular una realidad que solo existe en colores.

16.3.11

Mesianismo

Un cartel publicitario en una tienda capitalina anuncia que ahí hacen vivir las fotos… Algo así como un mesiánico “levántate y camina”. Aparecen en seguida unas imágenes donde queda claro que el propósito es colorear digitalmente las viejas fotografías en blanco y negro, como si por el hecho de ser en blanco y negro estuvieran muertas. Me doy cuenta entonces que el principal enemigo del blanco y negro ha sido la publicidad… Sí, la burda publicidad de siempre comerciando con ideas superficiales.

15.3.11

Relación

A menudo escuchamos gente decir que tal o tal cosa no debe verse en blanco y negro. Aunque ello no quiere decir que esa frase surja necesariamente del aporte de la fotografía a cierta visión de mundo, es difícil no establecer una relación. Lo malo es que en esa relación se habla del blanco y del negro de un modo bastante peyorativo y me pregunto hasta qué punto eso no incidirá en que, por extensión, se vea a la fotografía monocroma como limitada o superficial.

14.2.11

Tendencia

Hoy es muy fácil conseguir fotos que impacten por sus vivos colores y su definición… lo que no es nada fácil es conseguir fotos que sorprendan por su sentido y su poesía. Por eso me gusta también el blanco y negro, porque está alejado de esa tendencia moderna hacia la facilidad del color y se concentra naturalmente en alcanzar una dimensión más profunda y trascendente de la fotografía.

1.2.11

Cacofonía

Ya lo había dicho antes: San José y toda el Gran Área Metropolitana (GAM) es fea… Muy fea… Llena de tonalidades “chillonas”, o peor aún: “cacofónicas” (para usar una analogía sonora) y también rebosante de elementos poco agraciados. Si yo fotografiara escenas callejeras en color, mucho me temo que vería la foto una vez y luego no quedaría convidado a volverla a ver porque sentiría la vista agredida y saturada. Ciertamente para fotografiar en color se necesita no solo una particular destreza en la composición tonal, sino también suerte, ya que la escena que se busca captar debería suceder en un decorado mínimamente atractivo para que resulte agradable, lo cual no suele ser el caso. Por eso ahora prefiero fotografiar "la calle" en blanco y negro, porque si bien pierdo una dimensión objetiva de lo que realmente es (su colorido), por otra parte gano la posibilidad de presentarla de una forma más atractiva y ello implica "desinvisibilisarla" (gran objetivo y virtud de la fotografía)... Aún así, he optado por fotografiarla con un equipo viejo que no la maquille demasiado, apenas lo suficiente como para poder mirarla a la vez con correcto distanciamiento y cierto sentido estético que guarde la esencia de lo que es y que invite al espectador a volver sobre la foto, sin el efecto de saturación antes mencionado.

28.1.11

Distanciamiento

Siento que la foto en color redunda demasiado con la realidad, no la desnuda. En cambio la foto en blanco y negro no solo la desnuda sino que le saca una radiografía. Además, distancia la mirada de lo que es fotografiado y por eso la foto en blanco y negro tiene particular vocación para el diagnóstico social en sus modalidades de foto documental y de foto callejera.

28.10.10

Descubrimiento

Hasta hoy vi ésta página. Sabía del resultado, pero no que se había puesto ahí.

19.10.10

Arqueología de un recuerdo

Paris, 1990

A veces de las vivencias quedan muy pocos recuerdos y en ocasiones nada... ni siquiera un nombre. Por eso es una situación afortunada cuando sobrevive, al menos, una foto... en este caso el retrato de una muchacha italiana que una vez cruzó mi camino y que se podría llamar Renata o Giovanna o Giuliana o cualquier nombre así.

Esta es una imagen que permaneció 20 años dormida en mis archivos y que lleva los estigmas de una degradación de la emulsión en el negativo, pero que hoy muestro como quien muestra una pieza arqueológica porque me parece bella e intensa.. Incluso diría que el tiempo, con su huella corrosiva pero convenientemente ubicada, se ha encargado de mejorarla.

También pude haber cortado la fotografía dejándola en formato cuadrado, con lo cual la composición hubiera sido perfecta, pero no me interesa eso, al menos no en este caso porque eso hubiera sido como amputar las trazas de una historia de por sí precaria.

Supongo que en la vida todo participa de esa fragilidad. Todas nuestras vivencias, nuestras alegrías y sufrimientos, todos nuestros amores y dolores... todo se borrará un buen día para siempre. Entretanto, la fotografía es como un signo más difícil de doblegar... es como una seña en la caverna del tiempo como lo son las pinturas rupestres que aún subsisten. Es su poder de prolongar y hacer persistir la memoria lo que más me fascina de ella.

Yashica FX-D, ML 50mm f/1.4, Ilford FP4, Scanner Epson 2580 (2400 dpi), Lightroom & Photoshop.

7.10.10

B&N

Un amigo me preguntó hace poco que para qué sigo haciendo fotos en blanco y negro, ya que según él es algo pasado de moda y un lenguaje que las nuevas generaciones no entienden para nada. Me lo ejemplificó con su hijo de siete años que rechaza categóricamente ver cualquier película en blanco y negro, porque está creciendo con una televisión repleta de imágenes de chillantes colores. Reconozco que la pregunta me dejó pensando mucho. No tengo la impresión de que el blanco y negro sea un lenguaje en vías de extinción… Basta abrir Flickr para ver la gran cantidad de fotos que aún se hacen de ese modo. Pero puede ser que de aquí a unos años cuando estas nuevas generaciones formadas con la televisión, internet y los videojuegos (todos repletos de imágenes en color) crezcan y comiencen a producir sus imágenes, el blanco y negro desaparezca o será visto como una curiosidad a la que la gente le encontrará que le falta algo... o mucho. Solo el tiempo lo dirá.

3.9.10

Huella

Las lentes como las personas tienen personalidad propia, una marca que algunos llaman su “huella”. Al igual de lo que ocurre con nuestros congéneres, trabajando con esas lentes se les llega a conocer bastante bien y logramos determinar cómo se desempeñan en diferentes tareas. La evolución técnica ha tendido siempre a presentar lentes cada vez más rápidos, de mayor resolución, mejor contraste, menos aberraciones, minimizando defectos varios y posibilitando funciones cada vez más avanzadas, tales como el motor para autofoco, el descentramiento o bien la posibilidad de enfocar a distancias cada vez más cortas o alcanzar focales más largas, entre otras. Sin embargo, es una evolución que en el fondo ha tendido a borrar la personalidad de las lentes. Por otra parte, el advenimiento de la fotografía digital, con su búsqueda de cada vez mayor resolución y limpieza en la imagen, sería como el otro pilar sobre el cual se ha diseñado y construido una plataforma tecnológico-estética para la fotografía contemporánea que tiene por valor cardinal la asepticidad... la pureza (porque no hay que olvidar el enorme impacto estético que tiene la tecnología en la practica artística fotográfica). Ciertamente para muchos fotógrafos el contar con este tipo de lentes que caminen sin dejar huella… casi que vuelen sobre un soporte digital que tampoco la deja, es lo ideal, porque les da luego la posibilidad de manipular la imagen con mayor libertad para conseguir algún efecto estético particular y de forma muy controlada, o bien de dejarla tal cual porque eso es lo que les place. Pero ello no quiere decir que esa libertad sea siempre lo más deseable (Esto sin contar con que en el fondo esa “pureza” es también, paradójicamente, una forma de dejar una marca que a mí en lo personal no me gusta en muchas fotos digitales). A menudo la huella de un lente puede ser usada con propósitos expresivos desde la toma: un “bokeh” particular, un viñeteo, un “glow”, una aberración esférica... Casi cualquier defecto o limitación de un lente puede emplearse para eventuales propósitos expresivos y entre mejor conozcamos como trabajan nuestros lentes en diferentes circunstancias, más seremos capaces de sacar provecho de sus características. Algunas de ellas se pueden imitar fácilmente mediante la aplicación de ciertos filtros de procesado informático en el caso de la fotografía digital, pero otros son difícilmente simulables por esos medios. Y si deseamos circunscribirnos de forma exclusiva al ámbito de la fotografía analógica (como natural y legítimamente puede ser deseado), entonces no contaríamos con esas herramientas.

A mí personalmente me gustan mucho algunos lentes de huella antigua como el Elmar y el Summitar de Leitz. Y los uso no tanto para expresar la nostalgia por la época en que la fotografía era “otra cosa” o para “hacer retro por hacer retro”, sino para aprovechar la particular sensación que crea esa huella como un recurso expresivo que manifieste quizás cierta melancolía que siento yo ante algunas escenas contemporáneas (especialmente callejeras), que al instante siguiente de tomar la foto son ya cosa del pasado. Igual podría decir del uso que hago, en parte, del blanco y negro analógico, porque ambos recursos (lentes con personalidad fuerte y blanco y negro analógico) se complementan maravillosamente bien. La misma escena fotografiada con una lente moderna, en digital y en colores, no sería más que una fotocopia de la realidad con muy poca intención expresiva añadida. Así pues, usar lentes con huella antigua es solamente un recurso del cual me sirvo para expresar, desde la toma misma, algo de orden personal y emotivo dentro de mi punto de vista. Por supuesto que todos los que usen esos lentes en condiciones semejantes, también introducirán una huella similar en sus fotos, por lo que no se trata aquí de un asunto de originalidad, sino más bien de un elemento que se conjuga luego de forma diferente con otros aspectos que le sirven al fotógrafo para construir su particular punto de vista.

18.8.10

Sobrecogedor

Hoy descubrí esto y quedé anonadado:


14.8.10

Poder icónico-mítico

Cierto día alguien me preguntó por qué muchas de mis fotos eran en blanco y negro. Y yo di una respuesta muy sintética diciendo que era porque el blanco y negro tiene por lo general un mayor poder icónico. No sé si la persona lo entendió, ni si se entenderá aquí. Me refería al poder que tiene la fotografía monocroma de crear íconos memorables. Cuando nuestra mente piensa en una foto en color puede ser que recuerde algunos tonos, pero le es más difícil establecer todas las relaciones cromáticas, en cambio recordar una foto en blanco y negro de forma detallada es más simple, facilitando de ese modo que se creen íconos memorables cuya función es también forjar mitos fotográficos. Muchas de las fotos de Cartier-Bresson son de ese tipo y en parte es por ello que se le recuerda como uno de los más grandes fotógrafos de todos los tiempos. Si hubiera hecho esas mismas fotos en color, estoy casi seguro de que habrían pasado bastante desapercibidas. De hecho algunas veces trabajó en color, pero ¿quién recuerda esas fotos? Ahora bien, como las fotografías en blanco y negro son más fáciles de rememorar, paradójicamente también hay menos necesidad de verlas con frecuencia para tenerlas presentes. Quizás la máxima aspiración para una foto en blanco y negro sea la de lograr completa transparencia, siendo recordada por todos y no vista por nadie.